Pasillo que recorre las salas de proyecciones de Kinepolis |
El pasado jueves, 29 de noviembre, tuve el placer de recorrer los pasillos ocultos de Kinepolis en una visita guiada que me mostró el cine desde dentro: la sala de proyecciones.
En palabras de nuestro amable guía estuvimos "allá donde el cine pierde el glamour" pero yo no estoy de acuerdo con esta afirmación. Es cierto que, simplemente, recorrimos un largo pasillo con moqueta, poca luz, cajas y máquinas, pero, a pesar de todo, en ese ambiente íntimo podía sentirse la magia del cine porque, en cierto modo, las películas toman forma en la sala de proyecciones.
Nos explicaron las diferencias entre el cine en 35 mm y el cine digital, y también porqué esta tendencia se está instaurando tan rápidamente. El motivo principal no podía ser otro, el abaratamiento de los costes. Y es que mientras el alquiler de una película "tradicional" cuesta unos 1200 euros por copia, con el cine digital se accede a un servidor que nos permite cargar la película en varias salas de manera simultánea. La gran inversión en este sistema es la compra del reproductor adecuado, ya que es totalmente diferente al aparato de proyección en 35 mm.
La cara menos amable del progreso, como siempre, es la pérdida de capital humano. Una proyección en 35 mm requiere de un oficial que monte la película, se encargue de cargarla y, por supuesto, de supervisar la proyección para que no haya ninguna incidencia. De ese modo, un mismo operador puede hacerse cargo, a lo sumo, de dos o tres proyecciones a la vez. Con el cine digital, en cambio, con un mismo oficial se pueden controlar prácticamente todas las salas de las que el cine dispone, puesto que sólo hay que encargarse de cargar la película desde el servidor a la máquina. Las incidencias que pueden surgir durante la proyección están informatizadas y son mucho más fáciles de resolver.
Otra desventaja es que, según está el panorama cinematográfico actual, la reducción de ingresos por exhibición pone a muchos cines contra las cuerdas, puesto que no disponen del capital suficiente para renovar sus salas con la tecnología necesaria para proyectar cine digital. Si este nuevo sistema se instaura finalmente y se dejan de hacer largometrajes en 35 mm, los cines que no hayan renovado sus equipos tendrán que proyectar películas antiguas o cerrar.
También conocimos las diferencias entre el cine a 24 fotogramas por segundo y el cine a 48 fps, novedad que llegará a las salas el próximo día 14 con el estreno de El Hobbit. Según nuestro guía, los 48 fps dotan de un gran realismo a las imágenes y aportan nitidez y claridad a las imágenes rápidas, a las escenas de acción con movimientos veloces, como por ejemplo, una batalla o pelea, corrigiendo así uno de los errores de los 24 fps.
Hablamos de formatos, acústica, tiempos y tecnología, vimos las salas desde arriba, fuimos testigos de la composición de un trailer en 35 mm para su ficticia proyección... Durante una hora fuimos aprendices de los entresijos de una proyección de cine, del proceso que lleva la magia a esas salas donde el público espera espectante.
Una visita interesante y enriquecedora que demuestra que el cine es mucho más que aquello que vemos proyectado en una pantalla.
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