viernes, 8 de febrero de 2013

Crítica de 'Las ventajas de ser un marginado'


Valoración: 



Basada en la novela Somos infinitos, Las ventajas de ser un marginado está dirigida y adaptada por Stephen Chbosky quien, a su vez, es el autor del texto original.

Charlie (Logan Lerman) es un joven poco sociable, precoz en el ámbito académico y al que le cuesta integrarse, que se ha quedado solo tras el suicidio de su mejor amigo. Es un marginado que pasa desapercibido hasta que conoce a Sam (Emma Watson) y su hermanastro Patrick (Ezra Miller), una pareja de jóvenes que acogen a Charlie y le muestran un mundo lleno de posibilidades en el que experimentará nuevas sensaciones como el primer amor, la amistad, la sexualidad o las noches de fiesta.

De manera simultánea, el Sr. Anderson (Paul Rudd), profesor de inglés del protagonista, le guiará en el camino hacia su sueño de ser escritor adentrándose con Charlie en el universo de la literatura. Aún así, y a pesar de que su vida prospera poco a poco, el dolor originado por el suicidio de su amigo Michael y la muerte accidental de su tía, hacen que el equilibrio que Charlie había alcanzado se tambalee hasta desmoronarse.

La película, que a simple vista no parece aportar nada más allá de lo especificado en la sinopsis, resulta ser un grato descubrimiento para todo aquél que no haya leído la novela. Lejos de ser la típica historia de adolescentes de instituto, Las ventajas de ser un marginado se adentra en los traumas infantiles y en cómo éstos pueden marcar al individuo para siempre. Lo hace de una manera tan sutil que, a pesar de guiar toda la trama, el espectador sólo es consciente completamente cuando nos acercamos al final del largometraje.

Las relaciones familiares, la homosexualidad, el suicidio, la violencia de género, los abusos, las drogas, el sexo y el alcohol son los pilares en torno a los cuales se va conformando la vida de los personajes. A través de Charlie, hacemos un viaje en el que experimentamos la euforia de dejar de ser invisibles ante los ojos del mundo, el primer colocón, la sensación de estar enamorado y las consecuencias de romperle el corazón a alguien pero, además, somos testigos de la evolución del personaje y de cómo su pasado y todo lo que le rodea le llevan, inevitablemente, hasta el punto en el que la historia da un giro inesperado.

Los personajes están muy bien formados, sobre todo el trío protagonista, que presume de unos rasgos bien marcados y definidos a la perfección por el elenco de actores encargados de darles vida. Logan Lerman es el marginado perfecto, pasando desapercibido en la ficción pero no ante la sala. Emma Watson logra quitarse la imagen de empollona sabihonda y consigue marcar distancias con Hemione Granger, el personaje al que interpretó en ocho películas. Y Ezra Miller está sencillamente espectacular en el rol de Patrick.

Los momentos cómicos se mezclan con los dramáticos y convierten la película en una historia completa, llevadera y amena que está llena de escenas inolvidables, como el baile coreografiado de Sam y Patrick o el momento en el que los tres amigos atraviesan un túnel por la autopista. Y, viendo algunos de estos clips, casi se puede asegurar que todos y cada uno de los espectadores sentirán, aunque sólo sea un momento, que "somos infinitos".


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