lunes, 24 de marzo de 2014

Ver. Oír. Contar.


Lo bueno de tener un blog personal es la flexibilidad que ofrece. Puedes escribir de todo lo que se te ocurra en cualquier momento. Sin periodicidad establecida. Sin tema predefinido. La única regla es que no hay reglas. Por eso mismo he decidido hacer un cambio en este espacio a todos los niveles. Primero empecé por la apariencia (he modificado plantilla, colores, medidas...), después seguí con el nombre y la cabecera (Crónicas de una soñadora era provisional, realmente no se ajustaba a la filosofía que yo había pensado para este blog) y, por último, llega la hora del cambio del contenido.

Más que un cambio en sí, en este punto sólo se trata de un reajuste. Desde el principio, antes de crear esta bitácora, tenía en mente la idea de un lugar en el que escribir acerca de mis experiencias, expresar mis inquietudes y compartir todo aquello que considerase interesante, divertido, raro... Pero por diversos motivos el contenido de este blog se ha reducido, prácticamente, a noticias. Hasta ahora. A partir de este momento se convertirá en un cajón desastre en el que se podrá encontrar de todo con la única finalidad de hacer honor a su (nuevo) nombre: Ver. Oír. Contar.

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